Yo dije tu nombre y, cada vez más alto, lo repetía, pero tú, ausente, ya no me oías.
Las olas que envolvían mi voz, al llegar a la orilla, dejaban un murmullo vacío.
La marea lentamente subía…
mientras lo que fue nuestro, poco a poco, se sumergía.
©MCS
26 de agosto de 2020